Por: Verónica Lachira Porras
Sabemos que este domingo,
se dieron las Elecciones Municipales y Regionales 2018, donde más de 23
millones de peruanos emitieron su voto en el lugar que les corresponde. Como también
se sabe, qué candidatos, fueron los ganadores, de estas Elecciones. Pero,
¿realmente todos estuvimos preparados para emitir un voto responsable e
informado? ¿Leímos las hojas de vida y los planes de gobierno, de la persona a
quien le brindamos nuestro supuesto voto de “confianza”?
En el caso del Gobierno Regional de Lambayeque, según
Ipsos Apoyo con respecto a sus rivales la sorpresa fue la victoria y el margen
obtenido de Anselmo Lozano con un43%
de votos, seguido por Agustín Lozano Saavedra, con un 16.5%. Por otro
lado, Marcos Gasco Arrobas, aspirante de Podemos Perú, se convirtió en el
próximo alcalde de Chiclayo tras obtener el 34% de las preferencias, El segundo
lugar lo ocuparía Rafael Aíta Campodónico, postulante de APP que obtuvo 12.9%,
seguido por Janet Cubas Carranza, de Juntos por el Cambio (11.4%).
Y cabe destacar lo expuesto anteriormente,
porque dentro de ello surge la interrogante: ¿A cuántas candidatas mujeres hemos visto que han postulados
a la alcaldía Municipal y Regional, y cuántas han logrado ganar? Es evidente
que la cifra es muy desestimada. Me pregunto, porqué seguir apostando por quienes
ya tuvieron la oportunidad de hacer algo en su gobierno, pero no lo hicieron. Porqué
votamos por quienes no están en su capacidad de representarnos como
autoridades. Empezando desde los plagios que últimamente se han evidenciado
entre sus propuestas expuestas en sus planes de gobierno. ¿Por qué brindar
nuestro voto de confianza, por alguien que es protagonista de diversos
capítulos policiales? como es el caso de Gasco, quien tendría denuncias por
violencia familiar en contra de la madre de su hija. ¿Qué perfil puede manejar como
ser humano y ciudadano?. Y sin ir muy lejos, tal es el caso de Willy Serrato
Puse, quien aún estaría enfrentando un proceso por presunto delito de omisión
de actos funcionales y malversación de fondos; pero que increíblemente volvió a
ganar y a ocupar su puesto en el municipio de Olmos. Tal vez no fue suficiente
ver casi a diario, como numerosos pobladores de Olmos, salían a protestar reclamando
sus derechos que como ciudadanos les corresponde.
Ahora, ya no hay marcha
atrás. A ellos ya nadie los mueve de su lugar, y a nosotros solo nos resta mantener
la esperanza de éstas autoridades, tengan responsabilidad social, y puedan comprometerse a
desarrollar actividades que coadyuven a lograr un distrito, a una región, a un
país, donde se preserve la paz social y se restituya su identidad. Donde
no haya lugar de malos manejos económicos, y solo se limiten a velar por sus
propios intereses, como mayormente en la actualidad suele suceder. Ojalá no tengamos
que presenciar, que la historia de los nuevos alcaldes y los reelegidos lastimosamente
vuelva a repetir. Ojalá y no tengamos que esperar otros cuatro años más, lamentándose,
porque el voto que brindamos, no lo hicimos a conciencia, muchas veces por
desinformación, y otras, porque solo nos doparon con el típico discurso que
todo político da durante sus campañas, o porque nos convencieron ofreciéndonos
algo temporal para “sustentarnos”. No nos olvidemos, que la falta de seguridad
ciudadana, el aumento de la delincuencia, pandillaje, Corrupción, pobreza, siga
creciendo. en otras palabras, no olvidemos que el cambio de nuestra localidad, región,
País, depende solo de nosotros.
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