UNA
NIÑA VIOLADA, MUCHAS VIDAS ARRUINADAS
POR:
Lachira Porras Verónica Yanella
Actualmente, existen múltiples casos
de niñas menores de edad, que son violadas sexualmente. Lamentablemente en el Perú,
estos casos reinciden de una manera Infranqueable, donde la gota que ha
derramado el vaso, para que cientos de ciudadanos levanten su voz en protexta,
ha sido en honor al caso de la niña de 11 años: Jimenita, quien fue una de las
tantas niñas, que ha sido ultrajada, y asesinada inescrupulosamente por un depravado mental.
Pese a que la sociedad
requiere establecer la pena de muerte
en nuestro país, para estos violadores, más aun siendo familiares de la víctima,
desesperados, son quienes piden lo mismo con justa razón, porque en realidad no
se merecen otra cosa más que la muerte. No
tienen objeto para que sigan vivos. De acuerdo con el Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables (MIMP), El 70% de víctimas de violencia sexual son
niñas y adolescentes (El comercio).
Sin embargo ¿Será posible que la pena de muerte para
violadores se establezca en nuestro país? ¿Será esta la mejor decisión para
aprobar dicho proyecto? Pese a que en otros países afirman que esta medida no
es totalmente disuasiva (Japón). Cree
usted que aprobándose esta ley en nuestro país ¿La violencia sexual en menores
de edad disminuya? ¿Es confiable la justicia acaso, para realizar tal
procedimiento? Y lo más tedioso que
afrontar ahora, ¿la firma del Tratado: “El Pacto de San José Costa Rica”, donde
el Perú ratificó esta convención un 28
de julio de 1978, nos hace asequible
prontamente a tal acción? Donde indica el artículo 140 que “la pena de muerte
solo puede aplicarse por el delito de traición a la patria en caso de guerra y
el de terrorismo, conforme a las leyes y a los tratados de los que el Perú es
parte obligada”.
Es inevitable divisar
ahora, que en su mayoría, niñas inocentes son quienes sufren este tipo de violencia
sexual. Es tan evidente remarcar que el país ahora se encuentra en estado de
coma, y lo más óptimo es dar una solución inmediata a este execrable problema, eso
sí, sin dejar de lado los problemas delictivos y políticos en el Gobierno.
Darles la pena de muerte,
sería un regalo para ellos. Por ahora debemos hacer hincapié, para que estos
casos no queden impunes. Sin lugar a duda, deberían sentenciarlos a cadena
perpetua dónde no tengan opción a que
esta condena se diluya.
Es lamentable decir, que
ahora éstas niñas no se sientan seguras ni en su propia casa, puesto que sus
agresores son hasta sus propios familiares. ¿Dónde está quedando el rol de
padres?, cuando se sabe que un hijo asume que padre es sinónimo de héroe.
¿Pretenden acaso convertir a sus víctimas en personas llenas de odio y sin
escrúpulos al igual que ustedes? Es hora que cada uno de nosotros tomemos
conciencia de lo que actualmente pasa y se deje de arruinar vidas donde se
puede sembrar amor. Si queremos un País diferente, jerárquicamente, empecemos a
cultivar valores desde la institución que es la familia, hasta lo más "alto": EL
GOBIERNO.
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